LEYENDA

Hace millones de años, en el sistema montañoso de los Andes, un volcán contempló una cultura mágica, rebosante de tradiciones y leyendas. Deseoso de formar parte de esa historia, se convirtió en el Ruco Pichincha. Este volcán protegió con esmero la rica magia cultural, cobijando en sus faldas a la ciudad de Quito, convirtiéndose así en un testigo vital de su pasado, presente y futuro.

No contento con este papel, el Ruco Pichincha dio forma a la loma de Bellavista. En un gesto de generosidad sin igual, decidió ceder parte de su propio ser a la ciudad. En una espectacular explosión, transformó un caos de materiales en un torrente sólido de arena, rocas y sedimentos que se integraron en las peñas. Estos materiales fueron utilizados para construir vías y edificaciones emblemáticas de la hermosa ciudad de Quito. Así, los anhelos del antiguo Ruco se cumplieron, al donar lo más íntimo de su ser para contribuir a la creación del cuerpo de Quito, ahora declarado Patrimonio de la Humanidad.

La Mina Bellavista se consolidó como un acantilado donde la neblina se eleva cada día para humedecer la colina y avivar su verdor. Este lugar ahora alberga al Venue Mina CliffSide, un punto de encuentro y cultura que invita a apreciar la esencia del Ruco.

La leyenda cuenta que todo aquel que pise estas tierras y sienta la fuerza y vibración del Ruco será contagiado por su sabiduría y generosidad, convirtiéndose así en parte integrante de este bello universo andino, donde los sueños del hombre alcanzan dimensiones colosales en las alturas.